
Disponer de la cocina en la isla nos permite cocinar de cara a los comensales, una manera perfecta de generar un clima de diálogo y complicidad. Los tres elementos que debería aglutinar son: placa de cocción, punto de agua y plano despejado para la preparación de alimentos.
Lo fundamental a evitar en una isla es que carezca de espacio para cocinar y preparar los alimentos en los laterales. Esto obliga a girarse de un lado para otro constantemente; algo muy poco práctico. Es importante dejar un buen espacio lateral para poder tener los utensilios que usamos mientras trabajamos.

Esta isla también sirve para separar la zona de cocina de la zona de comedor, al mismo tiempo que realza la decoración del ambiente al ser de madera natural.

En todo caso, conviene aclarar que una cocina no es una pista de baile, sino que hay que aprovechar el espacio central, siempre que permita una circulación adecuada. La isla favorece una sala más participativa, ya que podemos estar preparando alimentos o limpiando utensilios mientras charlamos con los comensales que están sentados en la mesa/barra. Siempre hay que apostar por una isla que se adapte fácilmente al espacio del que dispongamos.


La isla puede ser un elemento de decoración fundamental de la cocina. Aquí vemos una hecha con un mueble de madera rústica, con mucha personalidad. Tiene un punto de cocción de vitrocerámica y el extractor parece una lámpara, de manera que queda todo muy integrado en el espacio abierto, con carácter. Más que una isla, aquí se trataría de una península, ya que está adosada a la pared. Sin embargo, se alza como puente entre la zona cocina y la zona comedor, con el mismo mecanismo que hemos visto anteriormente: permite cocinar viendo a los comensales sentados en el comedor.

Vía: houzz.es